Con la presencia del escritor argentino ganador de la última versión del Premio Iberoamericano de Letras “José Donoso”, Ricardo Piglia, se efectuó la ceremonia de inauguración del año Académico 2006, oportunidad en la que el novelista trasandino expuso la clase magistral “El Arte de Narrar”.
Como oradores de la jornada estuvieron el rector de la corporación, Samuel Ortega, además del presidente de la Federación de Estudiantes Campus Curicó, Marcelo Aliaga.
Precisamente Aliaga fue quien inició las intervenciones, destacando en su alocución al profesor Jorge Ossandón, quien pasa a retiro después de 40 años de trabajar en el área de la docencia y la investigación.
El joven estudiante reiteró la necesidad de mantener la premisa enseñada por el profesor Ossandón, en orden a crecer y fortalecer la mística al interior de la Facultad de Ingeniería.
Enseguida intervino el rector Samuel Ortega, quien enfatizó que la Universidad de Talca actualmente ocupa el quinto lugar de importancia del total de entidades que forman parte del Consejo de Rectores.
A su vez, hizo un llamado a los estudiantes para que valoren la calidad de esta casa de estudios, hecho evidenciado en el elevado número de profesores que poseen estudios de postgrado, además de los múltiples logros alcanzados en el último tiempo, como lo fue la acreditación institucional por cinco años de la que se hizo merecedora esta universidad.
Finalmente, el rector de la Universidad de Talca llamó a la tolerancia durante el actual proceso eleccionario al interior del plantel, invitando a los presentes a que escuchen las propuestas y programas de los candidatos, pero sin caer en descalificaciones realizadas a priori.
RICARDO PIGLIA
Pero el plato fuerte de la jornada era la conferencia que el escritor Ricardo Piglia tenía contemplada para la ocasión. “El Arte de Narrar” se denominó su exposición, clasificándola como una conversación más que una clase magistral, con la que abordó una arista del rol que cumplen las humanidades en la sociedad actual.
Piglia avanzó exponiendo sobre los usos del lenguaje y los problemas de significación que se presentan, tratado desde el punto de vista que la narración facilita.
“Todos somos narradores”, señaló Piglia, afirmando que tal aseveración proviene de la constatación empírica de que todo el mundo cuenta historias y relatos diarios en su interacción con el mundo.
De ahí en adelante el escritor porteño articuló una exposición de ideas y ejemplos tendientes a valorar el proceso narrador en sus más cotidianos usos.
Ricardo Piglia contó dos historias para ejemplificar el origen del primer narrador. En la primera de ellas afirmó que el primer narrador fue un viajero que obligadamente relató a su regreso los sucesos del periplo y los detalles de lo que se experimentó en la travesía. “No hay narración sin viaje”, afirmó.
La segunda historia para referir el origen del primer narrador fue la existencia de un adivino. Según Piglia, un adivino es una persona que investiga e interpreta los signos que la naturaleza enseña, como un vuelo de pájaros o huellas en la arena y luego comenta su particular apreciación de estas visiones.
En la primera historia su protagonista sería Ulises, el héroe de “La Odisea” de Homero, quien con sus constantes viajes encarnaría al primer narrador.
En tanto, la segunda historia hace mención a Edipo, el desventurado príncipe de Tebas, quien representa al gran descifrador de mitos que investiga y descubre su propia y trágica identidad, lo que también lo trasforma en el primer narrador.
Ricardo Piglia concluyó su exposición resaltando que todos tenemos la capacidad de narrar, en tanto contemos una historia vivencial o imaginada a un interlocutor, quien a su vez también –por lo general- tenderá a responder con una experiencia personal y así narra una nueva historia.
